Fumio Kishida, Primer Ministro de Japón, confirmó que pronto iniciará a desechar el agua radioactiva de la planta nuclear Fukushima en el Océano Pacífico, sin importar los daños ambientales que esto pueda ocasionar.

Ante las declaraciones, centenas de personas han iniciado a manifestarse en Japón, China y Hong Kong para evitar que los residuos tóxicos lleguen al Océano Pacífico.

El plan de liberar el agua contaminada se debe a que, desde 2019 que se trabajaba con la planta nuclear de Fukushima, no se encontró otro espacio para desechar los residuos y ya no cuentan con capacidad de almacenamiento.

Anteriormente, en julio de este año, Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), llegó a Japón para inspeccionar el plan de seguridad presentado por las autoridades del país asiático. 

Dicho plan fue aceptado días después por la IAEA, así como por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no obstante, el gobierno de China aún se ha proclamado en contra de dichas acciones.

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¿POR QUÉ JAPÓN ARROJARÁ AGUA RADIOACTIVA AL OCÉANO PACÍFICO?

Después del tsunami que azotó Japón en 2011 se detectaron grandes daños en el suministro eléctrico de la planta nuclear Fukushima, lo que ocasionó que el agua de la central se contaminara con material altamente radiactivo.

Desde ese año, se ha bombeado agua nueva para enfriar los restos de los combustibles, además, se comenzó a filtrar agua subterránea y pluvial; lo cual generó más aguas residuales radioactivas que ahora hay que tratar.

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La empresa eléctrica estatal Tokyo Electric Power Company (TEPCO) ha construido más de mil enormes tanques para contener lo que ahora son 1,32 millones de toneladas métricas de aguas residuales, suficientes para llenar más de 500 piscinas olímpicas.

Pero el espacio es cada vez menor. La empresa dice que construir más tanques no es una opción, y que necesita liberar espacio para poder desmantelar la central de forma segura.

El verdadero problema es un isótopo de hidrógeno llamado tritio radiactivo, que no puede eliminarse. Actualmente no hay tecnología disponible para hacerlo.

Pero el gobierno japonés y la IAEA afirman que el agua contaminada se diluirá en gran medida y se liberará lentamente a lo largo de décadas.

En el informe del IAEA, Grossi afirma que el vertido de agua tratada al mar tendría un “impacto radiológico insignificante sobre las personas y el medio ambiente”.

Pero los expertos están divididos sobre el riesgo que esto supone.

Por Javier Zamora

Editor

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