Horas antes de que el huracán Otis tocara tierra en Acapulco, Guerrero, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos emitió una alerta en donde explicaba el potencial “catastrófico” que podía ocasionar.
Nueve horas antes de que Otis ingresara a México, y cuando aún se mantenía en categoría 4, el Centro alertó sobre las posibles consecuencias que el fenómeno podía ocasionar en la entidad.
En dicho comunicado, la institución describió el huracán como “extremadamente peligroso”, con marejadas “potencialmente catastróficas” e inundaciones costeras “potencialmente mortales”.
Durante esta alerta, el organismo detalló que se debían “acelerar los preparativos para proteger vidas y propiedades”, no obstante, no se activó protocolo alguno.
El primer mensaje de alerta publicado por el centro se realizó el lunes 23 de octubre a medio día, cuando se explicaba que Otis aún era una tormenta tropical, pero se dirigía a la zona sur de México.
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Ante la evolución de Otis, el gobierno de Estados Unidos decidió cerrar el Consulado en Acapulco durante el miércoles 25 de octubre, además de contactar a los estadounidenses en Guerrero y alertarlos sobre la llegada del huracán.
No obstante, una investigación de Proceso señala que los turistas mexicanos no recibieron alerta alguna sobre el fenómeno meteorológico que se avecinaba.
A las 8:54 de la noche del mismo lunes, el Centro Nacional de Huracanes ya anunciaba: “Se pronostica que Otis estará cerca de la fuerza de un huracán cuando toque tierra en el sur de México”.
Para la media tarde del martes 24, el organismo preveía que Otis se estaba fortaleciendo y claramente emitió una “alerta de huracán para partes del sur de México”.
El aviso siguiente ya utilizaba los términos “categoría 4 extremadamente peligrosa cuando toque tierra en el sur de México”, lo que se advertía que podía ocurrir esa misma noche o en las primeras horas del miércoles 25.
Como resultado, 27 personas murieron, 4 más están desaparecidas y miles se encuentran damnificados.
