Durante su visita a Puebla, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue abordado por la prensa para comentar sobre la Marcha por la Democracia, que congregó a miles de personas en Ciudad de México y otras ciudades del país.
El mandatario, aparentemente tranquilo, respondió que la marcha se desarrolló “bien y sin novedad”, utilizando términos de seguridad pública.
La manifestación, organizada por Unidos para Mejorar, reunió alrededor de 700,000 personas solo en la capital, y contó con participación en más de 100 ciudades mexicanas y en el extranjero.
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Aunque AMLO minimizó los eventos, la marcha reflejó la preocupación de diversos sectores sobre la democracia y las instituciones nacionales.
Durante la manifestación, Lorenzo Córdova Vianello, exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), aprovechó su discurso para criticar al gobierno federal por sus constantes cuestionamientos a los órganos constitucionales.
Córdova señaló un presunto intento de instaurar un autoritarismo y revertir conquistas democráticas, alertando sobre posibles reformas constitucionales que podrían afectar la diversidad política.
La respuesta aparentemente serena de López Obrador a la marcha contrasta con las inquietudes expresadas por sectores críticos sobre la dirección política del país.