El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) emitió una alerta tras detectar en un control de fronteras la presencia de aflatoxinas por encima de los niveles permitidos en almendras procedentes de Estados Unidos (EE. UU.).
Estas aflatoxinas son producidas por el hongo ‘Aspergillus’, localizado especialmente en zonas con climas cálidos y húmedos, y su exposición se relaciona con un mayor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer como el cáncer de hígado.
El organismo no ha dado a conocer el país de cultivo o en qué frontera se han detectado, lo que siembra la duda en todas las almendras que proceden de EE. UU.
No obstante, el Rasff indicó que estas almendras suponen un riesgo “serio”, debido a que en los análisis que se le han realizado se supera el nivel máximo permitido de 10 µg/kg – ppb de esta sustancia, el cual está presente en hongos que suelen estar en los alimentos.
Al respecto, la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía (Facua) indicó que estos hongos “pueden estar presentes en alimentos como cacahuetes, frutos secos, maíz, arroz, higos y otros alimentos secos, especias, aceites vegetales crudos y granos de cacao, como resultado de la contaminación fúngica antes y después de la cosecha”.
También criticaron la decisión de la Unión Europea de no emitir más información respecto a la empresa que las comercializa o su origen, teniendo en cuenta de qué zona proceden.
¿Qué afectaciones pueden provocar las almendras contaminadas?
Las almendras son un fruto seco del árbol Prunus dulcus, nativo del Medio Oriente.
Además, son fuente de minerales esenciales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio, zinc, cobre, manganeso y selenio. Aportan también vitamina B1, B2, B3, B5, B6, B9, colina caroteno, vitaminas E y A.
Las principales consecuencias de consumir en exceso estos frutos secos contaminados afectan directamente al hígado, el cual puede sufrir un daño agudo. Aun así, también puede afectar a subidas y bajadas en el peso o a la pérdida de apetito. En el caso de los hombres, en casos graves puede provocar infertilidad.
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