Ballerina Farm

Con más de 9 millones de seguidores en Instagram, 8 hijos y una vida dedicada a la crianza y las tareas del hogar en su granja, la vida de Ballerina Farm no es tan idílica como aparenta en sus publicaciones.

Hannah Neeleman, conocida mundialmente como una de las tradwives (esposas tradicionales) más populares del momento, prepara su propia mantequilla, ordeña vacas y ovejas, y cuida a sus ocho hijos. Todo esto lo comparte en sus redes sociales, creando una imagen de vida perfecta, casi como de película romántica. Sin embargo, la realidad se ha complicado después de que BallerinaFarm, su nombre en TikTok e Instagram, concediera una entrevista en la que reveló sus sueños previos a conocer a su esposo y su rol en las decisiones del hogar.

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Hannah comentó en una entrevista con The Times: “No siempre quise esta vida. Me fui de casa a los 17 años, emocionada por llegar a Nueva York. Me encantaba la energía de la ciudad y quería ser bailarina, era buena en eso”.

Del éxito a la normalidad de Ballerina Farm

Hannah se formó en la prestigiosa Academia Juilliard, que solo acepta 24 estudiantes por curso. Tenía planes claros hasta que conoció a Daniel Neeleman. Se encontraron en un partido universitario, donde él se enamoró de ella y pasó seis meses intentando obtener una cita. Aunque Hannah lo rechazó durante ese tiempo, él no se rindió y, aprovechando su influencia como hijo del dueño de JetBlue, logró asegurar un asiento en el avión que ella iba a tomar. Así comenzó su relación, y según ella, una de sus condiciones era continuar con sus estudios.

Desde entonces, muchas decisiones las toma él, sin considerar otras opciones. Se cuenta que  siete de los ocho partos de Hannah han sido sin anestesia, por decisión de Neeleman, quien también desaprueba que ella reciba ayuda con las tareas del hogar y el cuidado de los niños.

Las declaraciones de la influencer han generado controversia, ya que, según medios internacionales, Hannah está viviendo bajo un modelo de vida misógino y sumiso, muy diferente a lo que había soñado.

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