El fenómeno de La Niña, que tradicionalmente afecta los patrones climáticos globales, experimentará un retraso en su aparición en 2024, según ha informado la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
Este fenómeno, que forma parte de la Oscilación del Sur de El Niño (ENOS), es conocido por su capacidad para alterar significativamente el clima en diversas regiones del mundo, incluyendo México.
Las autoridades y especialistas han advertido sobre las posibles consecuencias de este retraso, destacando la necesidad de prepararse para los efectos que podría tener en los patrones climáticos y en sectores clave como la agricultura.
La Niña y su impacto en los patrones climáticos
La Niña es la fase fría del ciclo ENOS, caracterizada por un enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico tropical.
Este enfriamiento altera la circulación atmosférica, provocando cambios en los patrones climáticos a nivel global. En términos simples, el océano Pacífico actúa como un termostato gigante que, al desajustarse y enfriarse de manera anormal, desencadena una serie de efectos climáticos que pueden ser perjudiciales para diversas regiones del planeta.
México no es la excepción, y la llegada de La Niña se anticipa con preocupación, dado su potencial para provocar lluvias irregulares, más frío y desastres naturales.
El especialista español Francisco Martín León, de Meteored, ha señalado que el retraso en la aparición de La Niña en 2024 se debe en gran medida a las irregularidades en las condiciones climatológicas, las cuales podrían estar relacionadas con el cambio climático.
Un ejemplo de estas irregularidades es la llegada temprana de las jacarandas, fenómeno que se ha observado en México y que podría ser un indicio de las alteraciones climáticas que están por venir.
Consecuencias anticipadas
Entre las principales consecuencias del fenómeno de La Niña en México, se destacan las lluvias irregulares, que se espera sean más intensas en el noreste del país. Sin embargo, el sur y sureste de México podrían experimentar condiciones climáticas menos afectadas.
Este aumento en las precipitaciones podría traer consigo el riesgo de inundaciones, mientras que en otras regiones, la disminución de lluvias podría generar sequías.
Además, se anticipa un invierno más frío de lo habitual, como resultado del enfriamiento de las aguas del Pacífico, lo que podría afectar las temperaturas en todo el país.
Uno de los sectores que más podría resentir los efectos de La Niña es la agricultura.
Las variaciones en los patrones climáticos tienen el potencial de alterar los ciclos de cultivo, lo que podría impactar negativamente en la producción agrícola.
Esta situación ha llevado a la NOAA a emitir un llamado a las autoridades en materia de protección civil para que tomen medidas de precaución con anticipación, a fin de mitigar los posibles efectos adversos que La Niña podría causar.
La llegada de La Niña a México se espera para finales de agosto, extendiéndose hasta principios de 2025.
El invierno será uno de los periodos más críticos, durante el cual se espera que los efectos del fenómeno se manifiesten con mayor intensidad.
La temporada de huracanes, que inició el 1 de junio y se prolongará hasta el 30 de noviembre, podría verse influenciada por La Niña, con un 85% de probabilidad de que sea más intensa de lo normal.
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