El Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos (NSIDC por sus siglas en inglés) reveló que la extensión de la capa de hielo marino de la Antártida se ubicó en un nuevo mínimo histórico, al registrar una dimensión total de 1.91 millones de kilómetros cuadrados.
A pesar de que desde el 2016 se tenga evidencia de una disminución paulatina de la extensión de la Antártida, expertos han señalado que la masa del manto de hielo lleva bastante tiempo decreciendo.
Dicha extensión territorial marca el segundo año consecutivo en el que la Antártida cae por debajo de los 2 millones de kilómetros cuadrados.
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Este continente ubicado en el Polo Sur de la tierra tiene el 90 por ciento de hielo a nivel mundial, por lo que su derretimiento impone una alerta roja a toda la humanidad.
Por su parte, miembros del comité del sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) revelaron que la temperatura aumentará en la Antártida y la masa del manto de hielo seguirá disminuyendo.
Un punto relevante a tomar en cuenta es que el crecimiento del manto de hielo tarda mucho más que su retroceso, por lo que si continúa derritiéndose a este ritmo, su desaparición no será reversible a la escala de tiempo humana.
Entre los factores que contribuyen al derretimiento de la capa de hielo de la Antártida está el aumento en la temperatura media de la Tierra, la cual se ha elevado significativamente durante los últimos siglos debido a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) causados por la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación.
Además, el cambio climático también alteró los patrones de viento alrededor de la Antártida, por lo que los vientos más fuertes y constantes que rodean el continente actúan como una barrera natural que impide que el agua más cálida del océano circundante se mezcle con las capas de hielo.
