Desde el derecho a ser reconocidas como ciudadanas, poder votar, asistir a la escuela, trabajar, divorciarse, decidir sobre sus maternidades e incluso ser directoras o presidentas; millones de mujeres en el mundo se han dejado la vida en que las hijas y nietas tengan una vida más justa.
El 8 de marzo es reconocido como el Día Internacional de la Mujer y lejos de ser una fecha que merece ser celebrada, es necesario recordar que este día no debe ser un símbolo de festejo, sino un recordatorio de cada una de las mujeres que han levantado la voz a lo largo de la historia por ellas y las mujeres y niñas de las nuevas generaciones para alcanzar la igualdad.
La lucha de las mujeres por la igualdad lleva siglos en proceso. En marzo de 1857, en el marco de la Revolución industrial, las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York salieron a la calle a protestar en masa por las duras condiciones de trabajo.
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¿Por qué el 8 de marzo?
Si bien es cierto que en ese momento las condiciones laborales de todos los trabajadores eran durísimas, la precariedad era mucho peor con la parte femenina, cuyos salarios podían llegar a ser menos de la mitad que los de los hombres solo por el hecho de ser mujeres. Las protestas terminaron con la intervención violenta de la policía contra las manifestantes, pero aquella manifestación sentó un primer precedente gracias a su gran repercusión.
Posteriormente, en 1907 tuvo lugar la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Stuttgart, Alemania, liderada por Clara Zetkin, donde se fundó la Internacional Socialista de Mujeres. Uno de los primeros objetivos que perseguían era el sufragio femenino.
Es cierto que no resulta sencillo fijar un solo acontecimiento como el motivo por el que se escogió el 8 de marzo, lo que da una idea lo grande y mundial que ha sido la lucha a favor de la mujer, sin embargo, el suceso que marcó la celebración moderna del Día Internacional de la Mujer fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist también en Nueva York, el 25 de marzo de 1911, que causó la muerte de 146 trabajadoras, la mayoría de ellas jóvenes inmigrantes. De las cenizas de ese trágico evento surgió la llama de la búsqueda de justicia social para mujeres y hombres. Cien años después, esa llama sigue ardiendo en todo el mundo.
Así como sucedió en Estados Unidos y en Alemania, las mujeres de cada época y de diversos países han luchado por sus derechos; desde la igualdad laboral, igualdad salarial, derecho al voto y a mejores condiciones de vida que les permitan participar en la sociedad, la economía, la política y en todos los ámbitos en igualdad con el hombre.
El 8M en México: Justicia, Igualdad y Seguridad
Sin embargo, la lucha por la igualdad y la reivindicación de la mujer en México es más importante que nunca. Vivimos en un país con un problema latente de machismo, en donde anualmente son asesinadas más de tres mil mujeres, niñas y adolescentes, en donde se cometen 10 feminicidios diariamente, en donde la sobrecarga de trabajo de las mujeres es cuatro veces más que la de los hombres, en donde la tasa de participación económica de las mujeres es del 44 por ciento sobre el 76 por ciento de los hombres.
Además, datos de encuestas nacionales han revelado que el 70.1 por ciento de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia en su vida, y el 39.9 por ciento de esa violencia proviene de una pareja.
Y en cuestión económica, el panorama tampoco es alentador. La brecha salarial de género es de 13 por ciento, es decir, por cada 100 pesos que ingresa un hombre por un empleo, una mujer recibe 87 por el mismo trabajo.
También se ve reflejado en el caso del 9M, también conocido como “Un día sin nosotras”, el cual tuvo sus orígenes en marzo de 2017, con la participación internacional de más de 200 ciudades en 50 países, y se materializó en México en 2020, liderado por la colectiva feminista Brujas del Mar. Este día pretende visibilizar, a través de la ausencia, el papel central e indispensable de las mujeres en el devenir de la vida cotidiana, ya sea en la pareja, la familia, los centros de trabajo, las instituciones, la vida pública, entre otros.
El hecho de que exista un Día sin Mujeres representa la paralización de hasta el 40 por ciento de la fuerza laboral en México, en términos económicos se traduce en más de 25 mil millones de pesos, si se considera el trabajo no remunerado, la cifra se eleva a más de 37 mil millones de pesos.
Dichas afectaciones económicas son tan altas, porque las mujeres representan casi la mitad de la fuerza laboral en México.
Hoy, las mujeres salen a la calle el 8 de marzo para protestar contra el aumento generalizado de la violencia contra las mujeres en México, la impunidad en el tratamiento de los delitos de género, la ineficacia de la justicia y la “normalización” de esta situación, el aumento cada vez más fuerte de un resentimiento e incluso de un odio de grupos de hombres ante la creciente autonomización y empoderamiento de las mujeres, las altas tasas de violencia doméstica, la violencia laboral, los feminicidios, el acoso, la discriminación, la brecha de ingresos, la sobrecarga del trabajo del hogar y cuidados, la desigualdad de oportunidades, la invisibilización de los aportes científicos de las mujeres, el aborto legal, seguro y gratuito, menstruación digna y un largo etcétera.
Vivimos en una sociedad en donde las desigualdades para las mujeres son más que evidentes, y aunque el movimiento ha tomado fuerza durante los últimos años, logrando avances importantes respecto a la legalización del aborto, al reconocimiento de la violencia de género o la Ley Olimpia, por mencionar algunas, todavía falta mucho por hacer.
