Durante los últimos años, las catástrofes naturales como huracanes, terremotos e inundaciones, las cuales representan una amenaza constante para la población y economías de todo el mundo, se han vuelvo mucho más frecuentes e intensos.

Si tomamos en cuento que el costo de la vida ha aumentado considerablemente, recuperar de una eventualidad de este tipo resulta cada vez más complicado.

Según datos extraídos del informe de Sigma del Swiss Re Institute, el 2022 fue el cuarto peor en la historia en impacto derivado de eventos de la naturaleza, pues con 285 casos registrados que acumulan indemnizaciones por importe de 125 mil millones de dólares confirman la tendencia creciente de la siniestralidad.

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Desde 1992, el crecimiento anual medio de las pérdidas aseguradas por estas catástrofes se ha mantenido entre el 5 y 7 por ciento.

Kaspar Mueller, presidente Reinsurance en América Latina para Swiss Re, declaró en entrevista para El Economista que si bien cada año aumentan los daños como consecuencia del cambio climático, existen otros factores que influyen en el costo de las aseguradoras como la inflación.

“Si bien durante el 2022 hubo un mayor número de catástrofes naturales, el costo de la cobertura de los daños se vio impactado por la inflación. Se elevaron los costos de compensación, particularmente para edificios, casas y vehículos dañados por desastres naturales”.

También explicó que a pesar de que la carga financiera de tales eventos es enorme, la cobertura aún no es suficiente debido a que existen muchas personas y empresas que siguen sin seguro, lo que los expone considerablemente en caso de una catástrofe.

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