La división republicana mantuvo vacía la silla del presidente de la Cámara de Representantes de los EEUU después de un largo y frustrante tercer día, mientras veían al líder de su partido, Kevin McCarthy, fracasar una y otra vez en las numerosas series de votaciones para apoderarse de la cámara.

Después de la larga jornada, comenzaron a salir rumores de un posible acuerdo con las partes ultraconservadoras del partido, aunque en resumen,  el recuento del día fue pésimo: McCarthy perdió la séptima, octava y luego las históricas novena, décima y undécima rondas de votación.

Las últimas rondas han superando la cifra récord establecida hace 100 años durante la última lucha prolongada para elegir un presidente. 

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McCarthy no alcanzó nuevamente los 218 votos necesarios para ser elegido presidente. Aunque los republicanos tienen la mayoría en el nuevo mandato del Congreso con 222 escaños, 20 congresistas republicanos de la Cámara respaldaron a Jim Jordan de Ohio, lo que no permitió la elección de un presidente de la Cámara.

Al caer la noche y con una presión muy fuerte por parte de los demócratas, los republicanos votaron a favor de suspender la sesión y regresar el viernes para volver a intentarlo.

“Aparentemente, me gusta hacer historia”, aseguró el senador republicano ante la presión que vive al no se designado.

Los detalles de un posible acuerdo con las propuestas del grupo conservador House Freedom Caucus comenzaron a tomar forma, incluidos varios de los cambios clave en las reglas que han estado buscando durante meses.

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El House Freedom Caucus quiere que el poder se desplace del liderazgo a las bases, ejerciendo normativas como otorgar a los comités más margen de maniobra sobre qué proyectos de ley deben avanzar y permitiendo que lleguen más enmiendas a las votaciones en el pleno.

Además, las reformas propuestas por Caucus reducirían el poder de la oficina del presidente de la Cámara y otorgarían a los legisladores de base más influencia en la redacción de leyes.

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