El lunes 17 de octubre, varios drones asesinos enviados por Rusia para atacar Kiev, la capital de Ucrania y provocaron la muerte de cuatro personas, además de incendiar varios edificios y aterrorizar a los civiles.
Este ataque representó el segundo bombardeo en semanas después de varios meses en los que los ataques aéreos se habían convertido en una rareza en el centro de Kiev.
Los civiles, aterrorizados por la situación, buscaron inmediantamente refugio mientras que los drones Shahed de fabricación iraní zumbaban en los alto, mientras los soldados intentaban destruirlos.
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Uno de los drones pareció apuntar a la red de calefacción de Kiev y logró hacer contacto contra un centro de operaciones. Otro de los drones se estrelló contra un edificio residencial de cuatro pisos, abriendo un enorme agujero y derrumbando al menos tres apartamentos.
Al respecto, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, aseguró que el bombardeo se produjo en oleadas sucesivas de 28 drones. Muchos temen que esta práctica pueda convertirse en un modo de ataque común, ya que Rusia busca evitar agotar sus reservas de misiles de precisión de largo alcance.
A lo largo de la invasión rusa a Ucrania, los drones han ganado popularidad como un arma potente y muy rentable que puede buscar y destruir objetivos al mismo tiempo que difunde pánico y aterroriza y disminuye la moral de soldados y civiles por igual.
¿CÓMO FUNCIONAN LOS DRONES DE GUERRA?
Los drones han ganado bastante reputación a lo largo de los años como una opción más económica y viable de realizar distintas operaciones. Se han llegado a utilizar de manera extensa en los conflictos bélicos para:
- Recopilar inteligencia
- Dirigir ataques de artillería
- Lanzar explosivos
Existen muchos tipos de drones, desde controlados a distancia o preprogramados. Dentro de los más sofisticados, se encuentra el Predator estadounidense, el cual tiene la capacidad de lanzar misiles.
Por otra parte, están los drones utilizados por Rusia, los drones Shahed iraníes que el ejército ruso ha rebautizado como Geran-2, los cuales son mucho más rudimentarios; están llenos de explosivos y pueden programarse previamente con las coordenadas GPS de un objetivo.
Este dron mide 3.5 metros de largo y 2.5 metros de ancho, pesa alrededor de 200 kilogramos y alcanza una velocidad máxima de 185 kilómetros por hora impulsado por un motor de 50 caballos de fuerza.
El costo del Shahed es muy barato a comparación de un misil de tamaño completo. El dron suicida cuesta 20 mil dólares por pieza, mientras que los misiles de crucero Kalibr de Rusia, que han tenido un uso generalizado en ocho meses de guerra, le costaron al ejército ruso alrededor de 1 millón de dólares cada uno.
