AGUJERO NEGRO

Un equipo internacional de astrónomos liderados por la Universidad de Cambridge logró detectar el agujero negro más antiguo jamás observado, que se formó apenas 400 millones de años después del Big Bang, hace más de 13 mil millones de años.

Fue a través del uso del telescopio espacial James Webb (JWST por sus siglas en inglés) que los científicos pudieron analizar este agujero negro masivo, equivalente a unas pocas millones de veces la masa de nuestro Sol, que “devora” su galaxia anfitriona y el cual nació en los albores del universo.

Descubrimientos de esta clase eran impensables hasta la llegada del JWST, construido por la NASA, la agencia espacial europea (ESA) y la agencia canadiense (CSA), el cual ha impulsado la exploración espacial e investigación astronómica de manera substancial.

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Los resultados, publicados en la revista ‘Nature’, representan un gran avance y desafían las suposiciones previas sobre cómo se forman y crecen los agujeros negros.

Se cree que los agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias como la Vía Láctea crecieron a lo largo de miles de millones de años, pero el tamaño de este agujero negro recién descubierto sugiere posibilidades sorprendentes, como la posibilidad de que “nazcan grandes” o que consuman materia a un ritmo mucho más rápido de lo pensado anteriormente.

La detección de este agujero negro desafía los modelos estándar, ya que, tradicionalmente, se pensaba que los agujeros negros supermasivos se forman a partir de restos de estrellas muertas, que colapsan y pueden formar un agujero negro.

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Este agujero negro recién descubierto debería haber tardado al menos mil millones de años en crecer hasta su tamaño actual si se hubiera formado de esta manera. Sin embargo, el universo aún no tenía mil millones de años cuando se detectó.

Este joven agujero negro, al igual que otros, está devorando material de su galaxia anfitriona para impulsar su crecimiento. Sin embargo, se ha observado que este agujero negro consume materia con una fuerza mucho mayor que sus contrapartes de épocas posteriores.

La galaxia anfitriona, llamada GN-z11, es más pequeña que la Vía Láctea y está siendo afectada por el agujero negro, ya que su intensa alimentación podría detener la formación de estrellas y eventualmente poner fin al proceso de desarrollo de la galaxia.

Por otra parte, es importante destacar que la sensibilidad del James Webb permitirá a los astrónomos buscar agujeros negros aún más antiguos en los próximos meses y años, lo que podría brindarnos más información respecto a la formación de estos.

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