Desde que la propiedad estadounidense de Liberty Media tomó el control de la Fórmula 1, la intención de los nuevos inversores de dar un claro cambio de ritmo a la categoría respecto al pasado parecía clara.
Y los resultados se han ido viendo poco a poco, con los equipos mordiéndose las manos por haber devuelto al remitente la oferta de compra de una acción de la categoría en 2017, dado que la Fórmula 1 casi ha triplicado su valor en los últimos años.
De hecho, los hombres de John Malone la compraron al fondo CVC Capital por 8.000 millones de dólares y ahora se habla de una valoración de más de 20.000 millones.
El boom en Estados Unidos
La Fórmula 1, impulsada por el gran éxito cosechado en EE.UU. por la serie de Netflix ‘Drive to Survive’, está gozando de una gran popularidad en Estados Unidos, lo que se ha traducido en una lluvia de dinero vertida en la categoría y los equipos.
Incluso hay tres carreras en suelo americano, Austin, Miami y Las Vegas, cada una transformada en una auténtica pasarela de VIPs que compiten por estar presentes en los eventos.
Ecclestone no aprecia el nuevo rumbo
Bernie Ecclestone, de 92 años, durante mucho tiempo el verdadero deus ex machina de la Fórmula 1, ya no juega ningún papel activo en la categoría que ayudó a transformar en un deporte elitista y global.
El directivo británico comentó, con cierta indignación, lo que vio en Miami, con la presentación de los conductores con el show con porristas, deejays y orquesta:
“Los especialistas en marketing de Fórmula 1 se centran únicamente en el mercado estadounidense. Lo que vimos se parecía más a la ceremonia de los Oscar que a un gran evento deportivo que tiene sus raíces en Europa. No sabía si llorar o reír. Que era una broma. Liberty Media está dispuesta a hacer cualquier cosa frenéticamente por los fanáticos estadounidenses. Incluso a costa de quemar las raíces de la F1”, concluyó amargamente al grupo de medios Münchner Merkur/tz.
