Durante junio, la inflación en Estados Unidos (EE. UU.) se enfrió drásticamente, lo que brinda nuevas esperanzas de que la Reserva Federal (FED) termine con las subidas de tipos interés más agresivas en varias décadas.

Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 3 por ciento el mes pasado respecto a 2022.

Asimismo, el IPC incrementó un 0.2 por ciento respecto a mayo, excluyendo alimentos y energía. En lo que respecta a la medida central, la cual es considerada por los economistas como mejor indicador de la inflación subyacente, ha avanzó un 4.8 por ciento desde el 2022, el nivel más bajo desde finales de 2021.

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No obstante, dicha cifra aún está muy por encima del objetivo de la Reserva Federal. Tras el informe de la misma dependencia federal, el dólar cayó, los rendimientos del Tesoro se desplomaron y los futuros de acciones subieron.

Asimismo, las posibilidades de un aumento adicional de las tasas de la FED tras junio cayeron debajo del 50 por ciento.

Uno de los puntos clave para entender el porqué de la desaceleración en la medida general es que la cifra más reciente se compara con junio de 2022, cuando la invasión de Ucrania por parte de Rusia provocó un aumento considerable en el precio de la energía e impulsó la inflación a un máximo de cuatro décadas. 

Dentro de las expectativas a corto y mediano plazo, se estima que las próximas lecturas año tras año se compararán con impresiones relativamente más bajas.

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