Rusia recupera terreno poco a poco en Kursk, región rusa en la que el ejército de Ucrania incursionó por sorpresa el pasado 6 de agosto. Este martes, el Ministerio de Defensa ruso reportó la recuperación de Snágost, una localidad fronteriza desde la cual las fuerzas ucranianas iniciaron su incursión en suelo enemigo. Esa operación significó la primera vez que tropas extranjeras controlaban territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial, algo que provocó la reacción y el enfado del presidente Vladimir Putin, quien decretó la recuperación del terreno perdido como una prioridad para su gobierno.
La contraofensiva rusa en la región de Kursk llega en un momento en el que Ucrania está solicitando que sus aliados occidentales le permitan utilizar misiles de largo alcance de manera ofensiva. Hasta ahora, los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, entre otros, únicamente han permitido el uso de sus arsenales de manera defensiva ante los ataques de Rusia, evitando así entrar en una confrontación directa con el Kremlin. Mientras tanto, Ucrania mantiene la presión en el asunto, al mismo tiempo que el presidente Putin anunció un incremento de 180.000 tropas en el ejército de su país, alcanzando los 1.5 millones de efectivos en total.
Reunión Biden-Starmer sin acuerdo favorable para Ucrania
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió en la Casa Blanca al primer ministro británico, Keir Starmer, en una reunión en la que discutieron, entre otras cosas, sobre permitir que Ucrania utilice los misiles de larga distancia occidentales en suelo ruso. El encuentro entre ambos mandatarios no terminó con una resolución favorable para la causa ucraniana, al mantenerse esa línea roja en la utilización de proyectiles de largo alcance. Eso sí, tanto Biden como Starmer reafirmaron su “apoyo inquebrantable” a Ucrania.
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