Gracias al telescopio espacial James Webb, un equipo de astrónomos logró detectar los primeros signos químicos de estrellas supermasivas, denominadas como “monstruos celestiales”.

Estas resplandecen con el brillo de millones de soles en el universo primitivo. Hasta el momento, las estrellas más grandes observadas en cualquier lugar tienen una masa de alrededor de 300 veces la de nuestro Sol. 

Sin embargo, la estrella supermasiva revelada en el estudio tendría una masa estimada de cinco mil a diez mil soles.

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Al tratar de explicar uno de los grandes misterios de la astronomía, el equipo de investigadores europeos detrás del estudio teorizó previamente sobre la existencia de estrellas supermasivas en 2018.

La enorme diversidad en la composición de diferentes estrellas empaquetadas en lo que se conoce como cúmulos globulares ha sido un fenómeno que ha mermado en las investigaciones de los astrónomos durante décadas.

Los cúmulos, que en su mayoría son muy antiguos, pueden contener millones de estrellas en un espacio relativamente pequeño. 

Los avances en astronomía han revelado un número cada vez mayor de cúmulos globulares, las cuales se cree que son el eslabón perdido entre las primeras estrellas y las primeras galaxias del universo.

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