Tender la cama, esta es la frecuencia con la que debes cambiar sábanas

Desde la infancia, se ha escuchado la frase “tiende tu cama”, asociada a la rutina matutina de acomodar cobijas y sábanas antes de partir a la escuela; sin embargo, la tarea de tender la cama y cambiar las sábanas continúa siendo un desafío en la vida adulta, ahora acompañado por la responsabilidad de lavar cobijas y almohadas.

La frecuencia adecuada para cambiar estas prendas de cama, según expertos, tiene implicaciones significativas para la salud.

La higiene en la cama no solo es una cuestión de vanidad, sino que también ofrece beneficios sustanciales.

Mantener las sábanas limpias ayuda a eliminar ácaros de polvo, pequeñas arañas que se alimentan de células muertas de la piel y prosperan en ambientes cálidos y húmedos.

Estos ácaros pueden desencadenar alergias, asma y problemas respiratorios. Además, el polvo y los pelos de mascotas también pueden acumularse, causando reacciones alérgicas como estornudos, picazón en los ojos y congestión nasal.

La transpiración, el sudor y la descamación de la piel crean un entorno propicio para el crecimiento de bacterias y hongos en la cama, lo que puede provocar infecciones cutáneas, irritaciones y otros problemas de salud. Los malos olores resultantes también pueden afectar la calidad del sueño.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ventilación natural en espacios cerrados para eliminar virus, bacterias y moho, lo que subraya la importancia de mantener las sábanas y la ropa de cama limpias para prevenir enfermedades.

Frecuencia recomendada para cambiar sábanas

La limpieza de la cama no debe realizarse a diario, pero es esencial cambiar las sábanas y las fundas de almohadas cada semana o cada diez días, según la opinión de múltiples expertos.

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Esta frecuencia ayuda a mantener un espacio de sueño limpio y libre de riesgos para la salud.

Además, se aconseja lavar las sábanas con agua tibia o caliente y seguir las recomendaciones de los fabricantes que se encuentran en las etiquetas para asegurar una limpieza adecuada.

Mantener la habitación aireada también es fundamental para combatir la humedad y prevenir la aparición de hongos y bacterias; este hábito no solo favorece la higiene del sueño, sino que también mejora el humor y el bienestar general durante el día.

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