La venta del avión presidencial fue concretada entre los gobiernos de México y Tayikistán por un total de 92 millones de dólares, cifra que representa el 42 por ciento de los 218.7 millones de dólares que las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto pagaron por la aeronave y el acondicionamiento de la misma.
Con los años que el modelo Boeing 787-8 pasó sin movimiento perdió valor, pues según una valuación realizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el avión presidencial tenía un valor mínimo de 150 millones de dólares, es decir que existió una pérdida del 61 por ciento del valor tasado.
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De acuerdo con Jorge Mendoza, director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) el gobierno federal solicitó un pago de 95 millones de dólares, sin embargo, con las negociaciones realizadas con Tayikistán el pago se fijó en 92 millones de dólares.
La venta del avión presidencial fue una de las propuestas de campaña más mediáticas que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador durante la campaña electoral de 2018, pues representaba el símbolo de la corrupción en gobiernos anteriores, según el mandatario.
